El Padre Omnipotente

El Padre Omnipotente

Esta es la fe que confesamos en el Credo de nuestro bautismo, que repetimos en las misas de los domingos y fiestas cuando decimos que es «omnipotente». Por varios siglos hemos entendido esta palabra de modo deficiente, como si quisiera decir que Dios tiene el poder para hacer todas las cosas. En los tiempos antiguos, cuando al principio de la Iglesia se hizo el Credo, la palabra «omnipotente» quería decir: «Que tiene el poder sobre todas las cosas»; es decir, que Dios, por ser el Creador, es el Soberano y Señor de todas las cosas. Significa la confesión de fe en su Reino universal. Él es quien tiene en su mano el gobierno del mundo, no lo llevan las fuerzas del mal, sea de hombres o de espíritus. 

 Y además, unimos los dos actos de fe en uno solo: porque el Dios que nos creó es Padre, y porque gobierna todas las cosas, por eso confesamos que Él es quien dirige toda la historia del mundo y la de cada uno de los seres humanos, no como un tirano sino como un Padre.