La piscina probática y la viuda de Naín
1. En Jerusalén había un estanque llamado la piscina probática, alrededor de la cual se levantaban pórticos, a donde iba una multitud de infelices, atacados de todo género de enfermedades.
2. En cierto tiempo del año bajaba el ángel del Señor a mover el agua, y entonces el primero que entraba en la piscina quedaba sano de cualquier enfermedad.
3. Entre aquellos enfermos había un hombre, paralítico de treinta y ocho años. Y Jesús habiéndole visto, le dijo: "Quieres ser sanado?" Respondióle: "Señor, yo no tengo a nadie que me eche en la piscina cuando el agua está agitada, y así otros bajan antes que yo".
4. Díjole, pues, Jesús: "Alzate, toma tu lecho, y camina", y en aquel instante el enfermo quedó sano, y se puso a caminar llevando la cama consigo.
5. Otro día Jesús iba a una ciudad, llamada Naín, y, estando para entrar en ella, se encontró con el acompañamiento de un difunto, que llevaban a enterrar.
6. Era éste, hijo único de una viuda, la cual le seguía llorando amargamente, y la acompañaba un gran número de personas de la ciudad.
7. Habiéndola visto Jesús, movióse a compasión de ella, y le dijo: "No llores". Y adelantándose, tocó el ataúd, haciendo parar a los que lo llevaban. Y alzando la voz exclamó: "Joven, levántate, yo te lo digo".
A esa voz, el que había muerto, se levantó, y empezó a hablar.
8. Jesús entonces lo entregó a su madre, dejando pasmados a todos los circunstantes, quienes movidos de un santo temor, glorificaron a Dios diciendo: "Un gran profeta ha aparecido entre nosotros; verdaderamente el Señor ha visitado a su pueblo".
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